¿Te imaginas caminando por paredes verticales mientras contemplas los Picos de Europa? ¿O cruzando un puente colgante de 80 metros que se balancea suavemente sobre un barranco? Las vías ferratas te permiten vivir estas experiencias sin necesidad de ser un escalador experto.
Si estás buscando una aventura diferente en tu próxima escapada por Cantabria, te gustará saber que hay opciones para todos: desde rutas familiares de media hora hasta desafíos que pondrán a prueba tu vértigo.
¿Qué son las vías ferratas y por qué enganchan tanto?
Las vías ferratas son itinerarios equipados en la roca con cables de acero, grapas, escaleras y puentes que te permiten ascender con seguridad. Es como tener una barandilla en la montaña, pero mucho más emocionante.
Lo que hace especial a las ferratas de Cantabria es su variedad de paisajes. Puedes elegir entre desfiladeros, bosques de hayas o miradores naturales. Además, las 14 vías ferratas de la región son de acceso libre y gratuito, aunque te recomendamos encarecidamente ir con guía si es tu primera vez.
Las mejores vías ferratas para empezar tu aventura
Vía ferrata de Pandillo
Si nunca has hecho una ferrata, Pandillo es el lugar perfecto para empezar. Ubicada en el corazón de los Valles Pasiegos, a solo 5 km de Vega de Pas, esta ruta K2 es considerada poco difícil.
Con apenas 195 metros equipados, la completarás en media hora de subida. No hay puentes colgantes ni pasos complicados, solo tú, la roca y unas vistas preciosas sobre prados verdes donde pastan tranquilamente las vacas.
El Cáliz en Ramales
La vía ferrata El Cáliz, en el barranco del río Calera, junto a Ramales de la Victoria, es otra joya para principiantes. Lo que la hace especial es que ofrece dos caminos: uno fácil por la derecha y otro más exigente por la izquierda, conectados por un pequeño puente tibetano de 3 cables.
El recorrido total de 300 metros se completa tranquilamente en 1-2 horas. Los escalones metálicos de la primera parte te darán confianza, y cuando llegues arriba y veas el Pico San Vicente entre encinas y robles, entenderás por qué tanta gente se engancha a esto.

Subiendo el nivel: ferratas para los más atrevidos
Los Llanos
Entre Potes y Fuente Dé encontrarás la vía ferrata de Los Llanos, una ruta K3 (algo difícil) que te regalará algunas de las mejores vistas de Cantabria. El recorrido de 190 metros empieza suave, pero se va animando, especialmente cuando llegas al puente tibetano.
Lo más espectacular viene al final: desde lo alto del Peñón de La Cotera, los Picos de Europa se despliegan ante ti como un mar de piedra. En días claros puedes ver hasta el Espigüete en la Montaña Palentina. Te recomendamos madrugar para pillar la mejor luz y evitar las horas de más calor.
Socastillo
Si hay una ferrata que no olvidarás en Vega de Liébana es Socastillo. Su carta de presentación es un puente de tablas de 80 metros que se balancea suavemente mientras lo cruzas. No es para personas con vértigo, pero la sensación de superarlo es indescriptible.
Esta K3 discurre por 500-700 metros de roca caliza en forma de ocho. Necesitarás unas 3 horas y media para completarla, pero cada minuto vale la pena. Los tramos más difíciles te harán sudar, pero siempre hay buenos agarres naturales en la roca.
El acceso es empinado, así que tómatelo con calma. Una vez arriba, las vistas sobre el valle de Vega de Liébana son tu recompensa. Y si vas en otoño, el espectáculo de colores de los hayedos es algo que no tiene precio.
El Risco en Matienzo
En el valle de Matienzo, cerca de Ruesga, El Risco ofrece 250 metros de verticalidad pura. Esta K3 incluye algunos pasos desafiantes, como un pequeño techo con escaleras de cable, y termina con un puente opcional de 25 metros.
Lo curioso de esta ferrata es que discurre junto a una cascada (seca en verano, espectacular en primavera). El valle kárstico de Matienzo es conocido por sus cuevas, y desde arriba entenderás por qué: el paisaje está lleno de dolinas y formaciones calizas que parecen esculpidas por gigantes.
Para los más experimentados: el desafío definitivo
La Hermida: la reina de las ferratas cántabras
El Desfiladero de La Hermida alberga la primera ferrata de Cantabria, y sigue siendo una de las más impresionantes. Con varios itinerarios que van del K3 al K5, la ruta completa incluye dos puentes colgantes de casi 100 metros cada uno que cruzan el desfiladero.

La versión integral requiere 4-6 horas y buen fondo físico, con más de 700 metros de desnivel. Las paredes verticales del desfiladero, talladas por el río Deva durante milenios, te harán sentir muy pequeño. Es una experiencia que te marca.
Te aconsejamos contratar guía para esta. El desfiladero puede ser traicionero con mal tiempo, y la envergadura de la ruta no es para tomarla a la ligera.
Socueva
Si buscas el mayor desafío de Cantabria, la vía ferrata de Socueva (K5) te está esperando cerca de Arredondo. Con dos paredes verticales de 100 y 60 metros, es pura escalada deportiva con ayuda de grapas.
Los 550 metros de recorrido incluyen desplomes, pasos atléticos que requieren fuerza y técnica, y tramos donde necesitarás usar la roca natural. No es casualidad que muchos escaladores experimentados la usen como entrenamiento.
Desde la cima, el valle de Arredondo se extiende bajo tus pies mientras recuperas el aliento. La ermita de San Juan, al inicio de la ruta, parece bendecir a los valientes que se atreven con este desafío.
Una aventura vertical que recordarás siempre
Las vías ferratas de Cantabria son mucho más que deporte de aventura. Son una forma única de conectar con el paisaje, de superar tus límites y de ver rincones que de otra forma serían inaccesibles.
Desde la sencillez de Pandillo hasta el desafío extremo de Socueva, hay una ferrata esperándote. Y puedes creernos, cuando estés ahí arriba, con el arnés enganchado al cable y las vistas extendiéndose hasta el horizonte, entenderás por qué cada vez más gente se engancha a caminar por las paredes.